David es elegido rey de Israel


Objetivo

  • Conocer que David fue elegido como rey de Israel por Dios.
  • Reflexionar sobre qué cualidades tenía David para ser elegido como rey de toda la nación de Israel.

Antecedentes

Saúl había sido elegido como rey porque el Israel deseaba ser como las demás naciones y tener un rey que les gobernara; por tanto habían despreciado a Dios.

Pero, pasado el tiempo Saúl demostró no ser la persona idónea para el cargo de conducir al pueblo de Dios; él mostró desobediencia a los mandatos de Dios, mostró su deseo de justificar sus propios errores en vez de reconocerlos y manifestó, asimismo, su amor por las apariencias; por ello Dios lo desechó, es decir le quitó su apoyo espiritual, aunque siguió siendo rey, pero un rey sin apoyo
divino.

El perder el favor de Dios trajo funestas consecuencias para su vida y para la vida de los que le rodearon; y así su actitud le llevó a:

  • Cometer errores graves.
  • Llenarse de ira.
  • No reconocer al elegido de Dios.

Ahora bien, Dios quería proveer a su pueblo de un buen gobernante; un gobernante que les llevara por los caminos que Dios había trazado, que les defendiera, que les amonestase para cumplir los preceptos divinos y que les defendiera de los enemigos que les acechaban. Y esto lo hizo el rey David.

David fue un rey conforme al corazón de Dios, es decir fue un hombre que tenía muchas de las cualidades que Dios ama en los hombres.

Lectura bíblica

1ª Samuel 16

Texto para aprender

“Jehová no mira lo que mira el hombre. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” 1ª Samuel 16:7.

Historia

Y Dios mandó al profeta Samuel que dejara de llorar porque Saúl hubiera perdido su favor; así mismo le ordenó que fuera a ungir al nuevo rey que Él había elegido.

Y Samuel fue al pueblo de Belén, a casa de un tal Isaí el cual tenía varios hijos. Cuando Samuel vio al primero le pareció un buen mozo y pensó:

”Este es el que el Señor quiere».

Pero el Señor le dijo que no mirara con los ojos humanos sino con el corazón de Dios.

Pasaron otros seis muchachos delante de Samuel y ninguno era el elegido; entonces Samuel preguntó:

¿No tienes otro hijo?

Si, el pequeño que está en el campo cuidando de las ovejas- contestó su padre.

– Tráelo- dijo Samuel.

Cuando vino David, que era un muchacho jovencito, rubio y de buen parecer, Dios le dijo a Samuel que ese era el elegido.

El joven David, por tanto, era el más pequeño y era el que se encargaba de cuidar las ovejas de su familia; tenía una profesión humilde pero que le permitía estar quieto observando la naturaleza y entreteniéndose con algún instrumento de música, actividad que tiempo después le permitió ser un poeta inigualable que ensalzó la figura de Dios.

Una cualidad de David era la Humildad. Era un siervo humilde.

Y Samuel lo ungió con aceite, es decir, derramó sobre su cabeza el líquido conforme a la costumbre de la época.

Y el Espíritu de Dios vino sobre David.

Probablemente ni David ni su familia comprendieran la importancia del acto de ese día, pero fue el inicio de la exaltación de David como rey.

Y Dios se apartó de Saúl, y un espíritu malo le atormentaba y no le dejaba descansar; entonces le dijeron a Saúl que un joven, hijo de Isaí de Belén, era muy diestro en tocar el arpa, y era un joven tranquilo y que Dios estaba con él.

En aquellos días, por deseo del rey Saúl, llamaron a David para que tocara el arpa para él cuando estaba atormentado, y Saúl se tranquilizaba. Y Saúl le quería porque encontraba paz cuando él estaba cerca.

Y David iba a cuidar su ganado y cuando era requerido por Saúl volvía para ayudarle.

David no descuidaba su responsabilidad de cuidar el ganado de su padre y no se quedaba en casa de Saúl, en la vida de la “corte” más tiempo del necesario para cumplir el cometido que tenía asignado.

Otra cualidad de David era la Obediencia. Era un hijo y un ciudadano obediente.

Aplicación

A veces encontramos alivio cuando estamos cerca de personas espirituales, pero el verdadero alivio, el permanente, es encontrar a Dios y estar en comunión con él.

Si queremos que Dios nos visite tenemos que ser humildes, reconociendo que necesitamos de El, y obedientes para hacer lo que su Palabra dice.

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