Avanzando en la Tierra Prometida


Objetivo

  • Conocer que la conquista de la Tierra Prometida fue con lucha constante.
  • Saber que los enemigos se camuflan con engaños.
  • Entender la necesidad de consultar a Dios antes de hacer pactos con los hombres que no conocemos.

Antecedentes

Dios había dado a Israel las tierras al Este del Jordán y tenían el mandato de Dios de avanzar y conquistarla.

La tierra prometida no estaba desierta, algunas tribus vivían allí y no estaban dispuestos a dejarse conquistar sin lucha.

Pero Dios ayudaba a su pueblo y éste ya había conquistado dos poblaciones: Hai y de forma más espectacular Jericó y los habitantes de aquellas tierras les empezaban a tener miedo. Se daban cuenta de que poseían una fuerza que parecía extraordinaria. Por ello algunos decidieron con astucia engañarles para sobrevivir.

Aplicación

Hay hombres muy astutos que se camuflan para hacer que los demás les acepten, aún cuando no lleven una vida limpia.

Siempre hay que ser prudente, orar a Dios pidiendo discernimiento, antes de establecer acuerdos con personas que conocemos poco, ya que podemos ser engañados. En el caso de los de Gabaón su engaño sólo implicaba salvar su vida, pero tuvo consecuencias de lucha y riesgo para el pueblo; así malos pactos pueden llevarnos a perder libertad y hacernos caer de la fe que tenemos.

¡Cuídate! ¡Se prudente!

Lectura bíblica

Josué 9 y 10

Texto para aprender

Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Mateo 10:16).

Historia

Cuando los reyes y jefes de tribus que habitaban Canaan oyeron de las conquistas llevadas a cabo por los israelitas tuvieron gran temor. Del temor no se salvaron ni los heteos, ni los amorreos, ni los cananeos, ni los ferezeos, ni los heveos ni los jebuseos, y todos ellos se concentraron para pelear contra Josué.

Pero los gabaonitas, es decir aquellos que habitaban en Gabaón decidieron no luchar, pero sí utilizar la astucia para librarse de la pelea y probablemente de la muerte.

Y la idea fue muy buena. Ellos enviaron unos mensajeros en una caravana. Cuando la misma llegó ante Josué le saludaron y dijeron que venían de tierra muy lejana y que querían hacer un pacto, una alianza con ellos.

-¿De dónde venís?, preguntó Josué

-¡Uf! de muy lejos! ¡Mirad que viejos están los sacos de nuestros víveres, cómo se nos ha roto el calzado y cómo se ha enmohecido el pan que cuando salimos de nuestro pueblo estaba caliente!

Lo que no sabía Josué ni sus ayudantes era que los gabaonitas se habían “disfrazado” con cosas viejas para engañarles y hacerles creer que venían de muy, muy lejos.

Y los hombres de Israel hicieron algo totalmente incorrecto: no consultaron a Dios. Se limitaron a coger las provisiones de ellos e hicieron alianza en el nombre de Dios prometiéndoles ser amigos que vivirían y que les defenderían.

Pero pasado sólo tres días se enteraron que en realidad era una tribu vecina y el pueblo se enfadó. Pero ya era tarde; los pactos hechos en el Santo Nombre de Dios no se pueden romper por lo que simplemente se limitaron a darles un cometido de servicio, un trabajo concreto; desde ese momento los gabaonitas se encargarían de traer la leña y el agua para el altar, para el templo de Dios allá donde estuviera el Arca del testimonio.

Después de esto los otros jefes de las tribus enemigas decidieron luchar contra Gabaón por causa del pacto que éstos habían con Israel. Pero los gabaonitas pidieron ayuda a Josué, y el pueblo de Dios salió a pelear para defender a los de Gabaón.

Y Dios estaba con ellos, de tal manera que empezaron a ganar a las otras tribus y los demás salieron huyendo seguidos de una granizada que mató a muchos.

Josué, viendo que ganaban pidió a Dios que el sol se detuviera, y, ¡el sol se detuvo! de tal manera que el día fue muy, muy largo, y Josué venció a los reyes que se habían puesto en contra de Gabaón y en contra de Israel.

Y después de esto los israelitas siguieron conquistando lugares, venciendo con la ayuda de Dios, a los opositores que venían contra ellos. Y los gabaonitas vivieron entre ellos.

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