Objetivos
- Entender que Dios mira las intenciones y no sólo los actos externos.
- Comprender que la envidia nos aparta de Dios.
Antecedentes
Adán, y Eva estaban fuera del paraíso debido a su desobediencia; trabajaban mucho para mantenerse. Al poco tiempo tuvieron un hijo al que llamaron Caín (“adquirido”), y después otro al que llamaron Abel (“aliento”).
Todo marchaba bien hasta que Caín sintió celos de su hermano.
Dios, tiempo después, en sus mandamientos ordenó no desear nada, absolutamente nada, del prójimo ya que la envidia trae como consecuencias muerte espiritual y a veces muerte física.
La envidia puede ser de cosas materiales o de aspectos del carácter que nos gustan de otra persona y que nos gustaría que ella no tuviera.
Toda falta de amor a otra persona puede tener un fondo de envidia o celos.
Dios nos anima a conformarnos con lo que tenemos día a día, esforzándonos con nuestro trabajo a tener el sustento diario
EL OBEDECER ES MEJOR QUE LOS SACRIFICIOS (1ª Samuel. 15: 22)
APLICACIÓN: La envidia es una cualidad muy negativa del hombre y quien la tuviera debería desprenderse de ella.
Lectura bíblica
Génesis 4.
Texto para aprender: «Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no despreciarás.» Salmo 51:17
Historia
Caín y Abel vivían de lo que la tierra producía y, además, tenían ganados. Ellos habían escuchado a sus padres las historias del huerto del Edén y de la intimidad que habían tenido con el mismo Dios antes de la Gran Caída. Sabían que, aunque ahora no podían verle ni oírle físicamente, El existía.
Un día decidieron ofrecer un regalo a Dios, una ofrenda. Cada uno trajo lo que consideró adecuado: Caín trajo unos frutos de la tierra y Abel un buen cordero de los primogénitos que habían nacido.
Pero el resultado fue bien distinto ya que Dios miró con agrado la ofrenda de Abel, pero no le agradó la de Caín, porque seguramente sus intenciones no eran buenas.
Caín se sintió envidioso de su hermano y Dios lo notó, por lo que le advirtió que tuviera cuidado con el pecado que se estaba formando en su corazón.
Caín no escuchó la advertencia, pasados unos días, llevó a su hermano al campo con algún pretexto; una vez lejos de sus padres le mató.
Por vez primera había habido un acto violento en la Tierra ; y ese acto violento fue el principio de todos los actos de violencia que ha habido desde entonces.
Dios llamó a Caín y le preguntó:
-¿Dónde está tu hermano?
Caín muy descarado le dijo:
No lo se, acaso soy yo el guarda de mi hermano.
Pero Dios todo lo ve, y todo lo sabe. Y vio que Caín no estaba arrepentido; así que Dios castigó a Caín a irse a otro lugar donde vagaría sin rumbo, y le costaría trabajar la tierra.
Entonces fue cuando Caín tuvo conciencia de su gran pecado. Dios le había desechado de su presencia, como había tenido que hacer con sus padres, Adán y Eva.
Y huyó a la tierra de Nod que precisamente significa huida.
Para entender este pasaje hay que analizar las motivaciones por la que Caín y Abel habían decidido dar una ofrenda a Dios que El no había pedido.
¿Cuáles eran los motivos que tenía cada hermano para realizar una ofrenda que nadie les había pedido? ¿deseo de manifestarle su amor, su agradecimiento a Dios por su ayuda?, ¿deseo de ganarse su favor para que les ayudara en todos los aspectos de su vida?, ¿deseo de hacer lo mismo para no ser menos que el otro hermano?
Los motivos de Caín seguramente fueron egoístas mientras los de Abel perseguían agradar a Dios y mostrarle su amor y respeto.
Pero Dios mira el corazón del hombre y no las apariencias. Por eso cayó en desgracia el regalo de Caín.