El arresto de Jesús


Objetivos

Conocer que:

  • Judas entregó a Jesús a sus enemigos con un beso y por 30 piezas de plata.
  • Que Jesús no se opuso porque quería hacer la voluntad del Padre.
  • Que nosotros también podemos ser como Pedro y negar a Jesús.

Antecedentes

Jesús había estado predicando durante tres años. Había curado a cojos, mancos, paralíticos, leprosos, endemoniados etc. El llevó la esperanza a un pueblo que no la tenía. Y el pueblo le amaba.

Pero los principales de la sinagoga, los escribas y fariseos a los que Jesús se había enfrentado afeándoles su hipocresía, le odiaban; deseaban matarle, le espiaban para ver si decía alguna palabra que pudieran usar para acusarle ante los romanos, que eran los que tenían la autoridad para ejecutarle.

Y finalmente decidieron arrestarle el día antes del comienzo de la Pascua, la gran fiesta judía que recordaba la salida de Egipto en tiempos de Moisés.

Judas Iscariote, uno de los discípulos de Jesús, se ofreció a decirles a los guardias dónde estaba éste recibiendo como paga de su traición un puñado de monedas, 30 monedas de plata.

Reflexión

Jesús fue matado sin pasar por ningún juicio. Pero su muerte era la voluntad de Dios para que todo el que crea en su sacrificio sea salvado de la muerte eterna.

Lectura bíblica

Juan 18 y 19:1-15

Texto para aprender

Yo he venido al mundo para dar testimonio de la verdad. Todo aquel que es de la verdad oye mi voz (Juan 18:37).

Historia bíblica

Jesús se fue a orar al huerto de los Olivos, llamado también Getsemaní, un lugar que frecuentemente usaba para aislarse y poder conversar con el Padre. Ese día le dijo a Pedro, a Santiago (o Jacobo) y Juan que le acompañaran y él se retiró a orar. Estuvo mucho tiempo, orando angustiado porque sabía lo que iba a suceder. Y pidió que se hiciera la voluntad del padre y no la de suya.

Cuando volvió sus discípulos se habían dormido. ¿No pudísteis velar conmigo?, les dijo. Y se retiró de nuevo.

Al cabo de un rato sintieron un gran ruido y vieron a lo lejos una gran cantidad de gente con palos y teas que iluminaban la noche. Unos soldados les acompañaban.

Cuando se acercaron se destacó Judas quien con un beso mostró a los soldados quien era Jesús. Estos lo arrestaron y se lo llevaron, no sin antes tener alguna pelea con Pedro quien sacó una espada para defenderle. Pero Jesús no se defendió ni dejó que nadie lo hiciera.

Y se llevaron a Jesús primero ante Anás, que era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año, y lo interrogó; pero como no pudiera sacar nada de él lo mandó ante el concilio presidido por el sumo sacerdote; éste interrogó a Jesús acerca de unas palabras que habían dicho unos testigos falsos; y decidieron que era digno de muerte.

Y mientras Pedro negó conocer al Señor cuando le preguntaban Allí Pilatos intentó salvarle porque por más que le preguntaba no veía ninguna causa de muerte, pero se había congregado una gran multitud que gritaba, animados por los fariseos y agitadores a que lo cricificasen.

Pilatos mandó que le azotaran, para intentar que la multitud se calmara y los soldados le propinaron una gran paliza; le quitaron la ropa, le pusieron una corona de espinas y le escupían. Cuando después de este castigo inhumano Pilatos lo sacó para que la multitud lo vieran, ésta se enardeció aún mas exigiendo que lo matasen.

Finalmene Pilato les preguntó si soltaba a Jesús, ya que era costumbre soltar a un preso en la pascua, o a Barrabás, un ladrón a quien nadie quería; el pueblo gritó, “suelta a Barrabás, a Barrabás”.

Y entonces Pilatos, mandó traer una palangana donde le echaron agua y delante de todos dijo enjuagándose las manos:

-Sea yo libre de la sangre de este justo. Allá vosotros.

Y el pueblo respondió: ¡Sea su sangre sobre nuestras cabezas y sobre la de nuestos hijos! Y se llevaron a Jesús.

Con ello se cumplió una de las profecías de Isaías. Isaías 53:7.

Angustiado él, afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció y no abrió su boca.

Piensa en cómo actuarías si tu estuvieras en el huerto con Jesús esa noche.

Huirías, peleando, ocultándote, haciéndote el despistado o haciéndote el muerto.

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