José interpreta sueños


Objetivos

  • Saber que Dios puede hablar a sus hijos través de los sueños.
  • Ser conscientes de que la gracia del Señor seguía con José, a pesar de estar en la cárcel.
  • Dios permitió a José estar un tiempo en la cárcel para llevarle a lugares más importantes: Gobernador de Egipto, el más importante después del faraón.

Antecedentes

José había sido puesto en la cárcel por la injusta acusación de la mujer de Potifar. Pero, a pesar de las apariencias, Dios seguía estando con José y le protegía. El carcelero se dio enseguida cuenta de que José tenía un buen carácter y era un magnífico administrador, por tanto le puso como cuidador de todos los presos de la cárcel y el carcelero no tenía que ocuparse de muchas cosas, porque las hacía José.

Un día entraron en la prisión dos presos muy especiales: el copero y el panadero del faraón. El primero era el que cataba cualquier bebida antes de dársela al faraón y el panadero se encargaba de su comida. Por algún motivo había perdido la confianza de su señor y fueron puestos en prisión.

Hasta ese momento ellos dos habían tenido mucho poder y una vida fácil, pero se convirtieron en dos presos más; y allí se iban pasando los días.

Por otro lado en esa época se daba mucha importancia a los sueños ya que se creía firmemente que predecían el futuro.

Reflexión

Cuando pases por dificultades de las que no eres culpable acuérdate de José. Dios seguirá contigo y te sacará del aprieto en el tiempo que El estime conveniente.

Sólo ten paciencia y espera

Lectura bíblica

Génesis 40, 41

Texto para aprender: Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia (Santiago 1:2-3)

Historia

José estaba pues en la cárcel ayudando a los presos. Un día entró a la celda donde estaban el copero y el panadero, y los vio muy tristes; al interesarse por su situación le contestaron que habían tenido un sueño que les había inquietado aunque no sabían su significado ni tenían quien se lo interpretase.

El copero había soñado que había una vid con tres sarmientos que producían vino, y él le daba de éste al faraón. José le dijo que los sarmientos eran tres días y que el faraón lo pensaba reponer en su puesto. Y José le pidió que cuando esto ocurriera hablara al faraón de su situación.

Por su lado el panadero le contó que había visto tres canastillos blancos sobre su cabeza llenos de viandas de pastelería y las aves venían y comían de ellos. Entonces José le dijo que el faraón le quitaría la vida al cabo de tres días y que las aves comerían su carne.

Y, efectivamente, como José había predicho, al cabo de tres días el copero volvió a su trabajo pero el panadero fue ahorcado y dejado para que los buitres lo comieran.

El problema fue que el copero se olvidó de la promesa hecha a José y no le habló al faraón de éste.

Pero pasados dos años el faraón tuvo un sueño que le turbó porque se repitió varias veces.

El faraón veía siete vacas que venían del río y éstas estaban gordas y bien criadas; después venían otras sietes famélicas que se comían a las gordas pero se quedaban igualmente delgadas.

En otro sueño también veía que se formaban siete espigas tan llenas de grano que se doblaban por el peso; después surgían otras siete que no tenían apenas grano y que se comían a las siete gordas pero se quedaban delgadas. Y nadie sabía su interpretación.

Entonces el copero se acordó de José y le contó al faraón la capacidad de éste para interpretar los sueños con exactitud. Y José fue traído delante del faraón. José le dijo que él no interpretaba los sueños sino que era Dios el que tenía esa capacidad. Una vez conocidos los sueños le dijo al faraón que iban a venir sobre la tierra siete años de abundancia como no había habido antes, representado por las siete vacas y las siete espigas gordas, pero después de éstos siete años vendrían otros siete de hambre como nunca los hubo y toda la abundancia anterior será olvidada.

José, además, aconsejó al faraón que buscara un hombre prudente y sabio que actuara sobre Egipto, y que buscara gobernadores que recogieran el grano en grandes graneros para que cuando llegara el hambre los habitantes del lugar no se murieran de hambre.

Entonces Faraón se admiró de lo dicho por José; y decidió ponerle como gobernador general ya que no había otro hombre más sabio que él ni que tuviera el espíritu de Dios en todo Egipto.

Y todo el pueblo conoció que José era el segundo hombre más importante de Egipto. Todos le obedecían.

José por su prudencia y la protección de Dios pasó de la cárcel al palacio.

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