José salva a sus hermanos


Objetivos

  • Saber que José es ejemplo de perdón.
  • Conocer que Dios nos perdonó.
  • Ser conscientes que nosotros tenemos el deber de perdonar.
  • Cómo Dios pudo usar a José para salvar al pueblo hebreo de la muerte.

Antecedentes

José había sido vendido por sus hermanos a unos mercaderes. Cuando era tan sólo un adolescente fue sacado de su medio familiar y llevado a un lugar extraño donde no conocía a nadie, no sabía el idioma y estaba solo.

Llevaron a José como esclavo pero Dios estuvo le protegía y allá donde iba le ponían en puestos de responsabilidad.

Pero eso no le libró de pasar muchas penalidades. Finalmente llegó a ser gobernador de Egipto. Y como había previsto hubo unos años de abundancia en lo que guardó lo que sobraba y hubo años de escasez, y ahí donde pudo ayudar a los que le rodeaban.

Jacob su padre, mientras tanto vivía con la pena de la pérdida de su hijo al que creía muerto. Y sus hermanos seguramente vivieron con la acusación de sus propias conciencias, preguntándose qué había pasado con su hermano José.

Y así pasaron unos 30 años.

Reflexión

“ Y perdónanos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Mateo 6:12)

Lectura bíblica

Génesis: 42, 43, 44,45

Texto para memorizar: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas os perdonará también a vosotros vuestro padre celestial”. (Mateo 6:14)

Historia

Como había hambre en tierra de Canaan, Jacob mandó a sus hijos a que fueran a buscar comida a Egipto donde sí la había; así lo hicieron los diez hijos mayores, quedando el pequeño Benjamín con su padre.

Como José era el que daba los permisos para vender el grano, todos los que querían comprar pasaban delante de él Al llegar sus hermanos los conoció, pero hizo como que no les conocía y les habló con dureza acusándoles de espías. Los hermanos se defendieron y le contaron quienes eran ellos.

Así José se enteró que su padre Jacob vivía aún, que Benjamín estaba con él y que habían perdido a otro hermano. Finalmente les despidió pero mandó que uno de ellos se quedara como rehén para que cuando volvieran y trajeran al hermano pequeño poder comprobar que no habían mentido. Cuando emprendieron la marcha comprobaron con estupor que el dinero del trigo estaba en los sacos.

Pasado el tiempo se acabó el trigo y volvieron a Egipto, esta vez con Benjamín, a pesar de que Jacob no quería desprenderse del muchacho pues temía no volverle a ver como sucedió con José, pero los hermanos prometieron poner sus vidas en lugar de la del joven.

Una vez llegados a Egipto quisieron devolver el dinero pero no se lo aceptaron ya que dijo el mayordomo que era un regalo de su Dios.

Y José les dio un banquete, pero cuando vio a su hermano pequeño, tan querido, se retiró a un cuarto a llorar, ¡Cuantos recuerdos no pasarían por su mente! Pero no se dio a conocer.

Al marchar mandó que metieran una copa de plata en el saco de trigo que le correspondía a Benjamín.

Cuando habían recorrido una cierta distancia vino la guardia y les detuvo acusándoles de que habían robado en casa de José. Los hermanos se defendieron de la acusación y dijeron que aquel en cuyo saco encontraran la copa sería esclavo de José. Y la copa fue encontrada en el saco de Benjamín.

Todos volvieron tristes a Egipto. Allí Judá intercedió por su hermano Benjamín, reconociendo que ellos habían sido muy malos con su hermano José y recordando que si Benjamín no volvía con ellos su padre ciertamente moriría.

Entonces José mandó salir a todos los egipcios de la estancia y llorando se identificó a sus hermanos en su propio idioma, abrazándoles y perdonándoles su malvada acción. Les dijo que lo sucedido había sido la voluntad de Dios ya que de esa forma la familia no moriría de hambre. Los hermanos una vez que salieron de su asombro le pidieron perdón.

Cuando el Faraón se enteró de que aquellos varones israelitas eran hermanos de José los agasajó e invitó a que vinieran todos con sus mujeres, hijos y ganados a vivir en Egipto donde no pasarían hambre.

Y así Jacob pudo abrazar a su hijo y a los nietos que éste le había dado en Egipto, Efrain y Manasés y vivió aún unos años viendo prosperar a toda la familia gracias a la generosidad de José.

DIOS PUEDE TRANSFORMAR PARA BIEN LAS CIRCUNSTANCIAS MÁS ADVERSAS.

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