La samaritana


Objetivos

  • Saber cómo Jesús llega al corazón y a la necesidad de una persona.
  • Darse cuenta que ante Dios no hay excusas ni engaños.
  • Conocer las verdades eternas que Dios quiere que sepamos.

Antecedentes

De esta mujer no conocemos ni el nombre; sólo que era de un país extranjero: Samaria y que los judíos y samaritanos no se llevaban bien. De hecho aún los que practicaban la religión usaban lugares distintos para orar: los judíos en Jerusalén y los samaritanos en un monte. Ni a la hora de rendir culto a Dios se ponían de acuerdo.

Además las mujeres no eran muy bien tratadas en aquella época, especialmente aquellas que no tenían la protección de un padre, hermano o esposo.

Pero Jesús se encontró con ella y su vida cambió, dejándonos además, en la conversación que sostuvo con ella, verdades que hemos de comprender bien, porque son verdades eternas.

Lectura bíblica

Juan 4: 1-42

Texto para aprender

“El que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás” (Juan 4:14)

Historia

Jesús estaba de viaje; iba a Jerusalén; para llegar allí tenían que atravesar Samaria, una región cuyos pobladores eran hostiles a los judíos porque judíos y samaritanos se despreciaban mutuamente.

En ese viaje llegaron Jesús y sus discípulos a una ciudad de Samaria, y mientras los discípulos iban a comprar comida, Jesús se quedó a descansar junto a un pozo (el de Jacob). Era como las tres de la tarde de un día de verano, de esos de sol intenso y casi 40ºC de Temperatura. Todo el mundo estaba echando la siesta, excepto Jesús y alguien más, y ese alguien era una mujer que se acercó con su cántaro agarrado a la cintura para coger agua, ya que en aquella época no había agua en las casas y había que buscarla en las fuentes o en los pozos.

Al llegar a su altura la mujer se puso a sacar agua y entonces Jesús le pidió agua. La mujer se asombró que un judío se dignara a hablar con una samaritana, pero Jesús le dijo que no se extrañara porque en realidad él tenía un agua que quitaba la sed para siempre y no como la del pozo que sólo la quitaba de momento.

– Pues yo quiero de esa agua- dijo la mujer.

– Bien, yo te la daré, pero llama a tu marido. Contestó Jesús.

La mujer se enfadó al verse descubierta, ella era una mujer que no tenía marido, había tenido varios pero ahora vivía con un hombre sin estar casada. Jesús había
conocido su corazón.

Me parece que eres profeta, ya que sabes cosas escondidas; pero te diré que los judíos dicen que hay que adorar en Jerusalén y nosotros, los samaritanos, creemos que hay que hacerlo en este monte. ¿Qué dices tú?

Y Jesús le dijo grandes verdades, que aún hoy no son entendidas por mucha gente. Le dijo que Dios es Espíritu, que no habita en templos hechos con mano de hombres, que se le adora de corazón y de verdad. Y así continuó hasta que ella se fue al pueblo a avisar de que había encontrado a un hombre que parecía un profeta, que era un hombre judío que no había rehusado hablar con ella, y que no la había avergonzado con su pasado.

Y muchos creyeron en Jesús por el testimonio de ella y otros muchos porque fueron a hablar con Jesús.

Algunas verdades que Jesús enseñó ese día

  • Dios es Espíritu.
  • Dios no habita en templos hechos por los hombres.
  • A Dios se le puede adorar en cualquier lugar.
  • A Dios hay que adorarle espiritualmente y de verdad.
  • Jesús es el agua de vida.
  • Jesús quita la sed para siempre.
  • Al verdadero alimento de Jesús es hacer la voluntad del padre.
  • Jesús dijo que el era el Mesías.

Aplicación

La samaritana es un buen ejemplo de persona pecadora, desconfiada, manipuladora en su lenguaje y con una baja autoestima. Estaba acostumbrada a recibir muchos desplantes.

Mucha gente es como esa Samaritana. Viven con heridas en el corazón, bebiendo de experiencias que no quitan la sed, siempre esperando que algo nuevo acontezca que les llene el vacío que tienen dentro.

Pero Jesús es el único que alimenta y quita nuestra sed de una manera definitiva.

Tenemos que tener, como la samaritana, los oídos bien abiertos a la voz espiritual de Dios, sólo así podremos beber del agua de vida.

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