Objetivos
- Conocer quién es el Espíritu Santo.
- Cuál es su función.
- Quién puede tener al Espíritu Santo.
Antecedentes
El Señor Jesús había estado en la tierra enseñando el amor de Dios a través de los prodigios y maravillas que había hecho en las personas, había dado instrucciones acerca de cómo conocer y confiar en Dios y finalmente había cumplido con la misión por la que vino a la tierra: había muerto en la cruz para pagar por los pecados de los hombres. El, siendo Dios perfecto y Santo llevó sobre si mismo la maldad de toda la humanidad. Y al cabo de tres días resucitó y fue al lado del Padre.
Y los hombres que tienen fe en Jesús reciben perdón de pecados y tienen entrada en la vida eterna con El.
Jesús, antes de partir con el Padre, les dijo a sus discípulos y seguidores que se quedaran en Jerusalén hasta que viniera sobre ellos el Espíritu Santo y les capacitara para la obra que habían de realizar: extender el evangelio de las buenas noticias, es decir contarles a la gente que Jesús murió por nuestros pecados y que ha prometido que todo aquel que crea en El tienen vida eterna.
Y ese mandato no sólo la tenían los cristianos de la época de Jesús sino también cada persona que cree en El, en cualquier lugar y época.
Pero el Señor nos ha prometido que en esa misión no estaremos solos, ya que el Padre enviaría un ayudante que nos acompañará a cada uno hasta el fin de nuestros días.
¡Claro que hemos de querer que venga a nuestra vida el Espíritu Santo!
Lectura bíblica
Hechos 2. Juan 14:16-17; 16: 7-14) , Joel 2:28
Texto para memorizar
Y recibiréis poder cuando venga sobre vosotros eL Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8).
Historia bíblica
Y estaban los discípulos de Jesús reunidos junto con María, su familia y los que habían creído en él.
Y era el día de Pentecostés, que era una fiesta en la que los judíos celebraban en gratitud por la cosecha.
De pronto se oyó un gran estruendo, y sopló un viento fuerte, a pesar de que puertas y ventanas estaban cerradas y se aparecieron como lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de los que estaban allí, y esa fue la manifestación externa de que el Espíritu había venido a estar con cada uno de ellos.
Y, entonces, llenos de alegría empezaron a alabar a Dios y a darle gracias, pero ¡cual no sería su sorpresa! cuando se oyeron hablar en lenguaje que ellos mismos no habían aprendido y ni siquiera conocían. Y con el ruido del estruendo se juntó mucha gente que estaba por esos días en Jerusalén y que procedían de destintas naciones, para ver qué había ocurrido. Y cuando oyeron a los discípulos hablar en otras lenguas o idiomas que ellos sí podían entender, se maravillaban. Pero algunos decían que estaban borrachos.
Entonces Pedro se adelantó y les dio un gran discurso. En él, les aseguró que no estaban que ya los profetas habían predicho, es decir que el Espíritu de Dios vendría sobre cualquier persona y no sólo sobre los sacerdotes.
Les habló de Jesús, a quien ellos habían crucificado, pero que como también se había profetizado había resucitado y ahora estaba con Dios.
Y los que oían se entristecieron y preguntaron qué podían hacer ante esa situación.
Entonces Pedro les animó a que se arrepintieran, reconocieran a Cristo como Dios y se bautizaran en el nombre de Jesús. Así recibirían al Espíritu Santo, porque la promesa del Espíritu era para ellos y para sus hijos y sus descendientes.
Y unos 3000 se convirtieron (volvieron de sus malos caminos a los caminos del Señor) ese día.