Llamamiento de Samuel


Objetivo

  • Dios llama aun cuando el hombre no oye.
  • Si el hombre escucha entonces puede oír a Dios.
  • Si oímos la voz de Dios hay que obedecer.

Antecedentes

Oir no es lo mismo que escuchar; escuchar significaa oír de manera activa, poniendo atención.

Hemos visto en la lección anterior que Samuel se había quedado desde su más tierna infancia en el templo para ayudar a Elí en las tareas del mismo.

¿En qué ayudaría un niño pequeño en el templo? Al principio no en mucho, pero seguro que aprendía la disciplina de levantarse pronto, asearse, tener recogidas sus cosas; también sería instruido en los principios de Dios.

Cuando fuera siendo algo mayor, tendría cuidado de las cosas del sacerdote, que cada vez era más viejo y perdía la vista.

Seguramente le serviría de lazarillo más de una vez.

¿Y no os parece que una cosa que pueden hacer los niños muy bien es hacer pequeños recados?, recados que, aunque pequeños no son menos útiles; y así se oiría frecuentemente:

¡Samuel! Vete a decir a mi hijo Finees que quiero verlo esta tarde.

¡Samuel! Dile a mi hijo mayor Ofni que me traiga las ofrendas esta tarde.

¡Samuel! Vete encendiendo las lámpara que ya está echándose la noche encima y no veo bien.

Y ahí tenemos al pequeño Samuel siempre ocupado, siempre corriendo de un lugar a otro pero con muy buena disposición

Aplicación

  1. Educar a los hijos en el temor de Dios es una obligación.
  2. 2- Escuchar la voz de Dios desde la infancia es un privilegio.

Lectura bíblica

1ª Samuel 2:12-36; 3

Texto para aprender

Habla Señor que tu siervo escucha (1ª Samuel 3:10)

Porque yo honraré a los que me honran y los que me desprecian serán tenidos por poco (1ª Samuel 2:30).

Historia bíblica

Los hijos de Eli

El sacerdote Elí siempre había sido muy blando, muy permisivo con sus hijos; nunca les había amonestado cuando ellos, desde jóvenes, se burlaban de las cosas sagradas y eso es una cosa seria, por que Dios quiere que los que ministran o sirven en el nombre de Dios lo hagan con reverencia.

Un día Eli recibió la visita de un varón de Dios que le dijo que sus hijos morirían y él sufriría mucho por no haber tenido orden en su casa. Le recordó que Dios había escogido a la tribu de Leví, sus antepasados, como sacerdotes y que eso exigía un compromiso fiel. Por todo ello el juicio de Dios v venía sobre su casa.

Llamamiento de Samuel

Y Samuel servía a Dios en el templo y ayudaba y obedecía a Elí en lo que éste le mandaba.

Sin embargo Samuel aún no conocía a Dios, es decir no había oído su llamada, ni su voz, ni había tenido un encuentro espiritual con El.

Una noche, cuando Samuel tendría unos 15 años, estando dormido cerca de la habitación de Elí, oyó una voz que le llamaba:

-¡Samuel, Samuel!

Y Samuel fue a ver a Elí, porque pensaba que era éste el que le llamaba. Pero Elí le mandó de nuevo a la cama.

Por dos veces más oyó la llamada y fue a preguntar al sacerdote; éste entendió que Dios quería hablar con Samuel, y le dijo finalmente que cuando oyera de nuevo esa voz que dijera:

¡Habla Señor, porque tu siervo oye!

Samuel así lo hizo, y ante una nueva llamada se levantó y contestó: Habla Señor que tu siervo oye.

El Señor le dijo lo que pensaba hacer a la casa de Elí por la blasfemia de sus hijos y la blandura de Elí. Su casa nunca más ofrecería sacrificios a Dios.

Al día siguiente Samuel estaba taciturno y no quería encontrarse con Elí, pero éste le preguntó por lo que el Señor le había dicho. Al enterarse de la determinación de Dios para su casa se puso muy triste, porque comprendió que lo que Dios ha decidido lo cumple.

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