Los ciegos ven


Objetivos

  • Conocer el poder que Jesús tiene para sanar y saber que Dios escucha el clamor del necesitado.
  • Las personas a quien Dios ayuda le siguen si tienen espíritu agradecido.
  • Entender que siempre habrá personas que pretendan apartarnos del Señor.

Antecedentes

En Israel había muchos ciegos. La falta de comida adecuada, la falta de higiene, la gran cantidad de moscas que transportaban enfermedades de un lugar a otro y otras muchas cosas, hacía que la ceguera fuera una enfermedad bastante común, pero igualmente terrible. Las personas que tenían ceguera se veían obligados a mendigar por los caminos para poder comer.

En aquella época no había ni ayudas estatales, ni comedores gubernamentales que dieran apoyo a estos seres desgraciados que se veían abocados a moverse de un lugar a otro, dando traspiés al chocar con las piedras de los caminos. Tenían necesidad de que alguien les contara lo que pasaba a su alrededor, y eran afortunados si tenían un lazarillo (alguien que les guiase).

Las historias sobre los ciegos que hay en la Biblia nos permiten entender el amor de Dios por los que sufren. Y según Jesús se puede tener dos tipos de ceguera: la ceguera física y la ceguera espiritual. La primera impide ver el mundo físico, pero la espiritual no deja entender el mundo que pertenece al espíritu. Esta ceguera espiritual es la peor porque es la que no deja entender las cosas espirituales que son las que nos conducirán a la presencia de Dios.

Lectura bíblica

Marcos 10: 46-52 y Mateo 20:29-34;
Marcos 8: 22-26; Juan 9.

Texto para aprender

Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios porque para él son locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1ª Corintios 2:4)

Historia bíblica

Bartimeo era un ciego muy conocido en Jericó; solía situarse con algún otro ciego al borde del camino que unía Jericó con Jerusalén; allí extendían sus manos esperando que les dieran dinero.

Un día oyeron pasar un gran tropel y supieron que era Jesús; así que Bartimeo se puso a clamar y a gritar para hacerse oír, y no sólo él sino el compañero gritaba también:

-“Jesús Hijo de David, ten misericordia de mi, ten misericordia de nosotros”.

Pero la gente quería que se callasen y no molestasen. Ellos, sin embargo seguían gritando; sabian que esa era su oportunidad; si ahora Jesús no les oía tal vez nunca volvieran a encontrarlo…

Y Jesús oyó el clamor y los llamó, a Bartimeo y a su compañero. Sólo entonces la gente que les rodeaba les dijo:

-¡Ánimo, Jesús os llama!

Se hizo un gran silencio y todos escucharon a Jesús y se dispusieron a ver algo extraordinario.

¿Qué queréis que os haga?, dijo el Señor.

Señor, queremos recobrar la vista.

Y Jesús dijo: Vete tu fe te ha salvado. Y recobraron la vista y seguían a Jesús.

En otra ocasión le trajeron a Jesús a un ciego y le rogaron que le tocase y Jesús tomándole de la mano le sacó al campo; allí hizo algo insólito: le escupió en los ojos y le preguntó qué veía; el ciego le respondió que aunque veía formas estas eran alargadas; entonces Jesús le volvió a poner las manos sobre los ojos y el ciego recuperó totalmente la visión (Marcos 8:22-26).

Otro día Jesús, y la gente que le seguía, vieron a un ciego y le preguntaron a Jesús:

-¿Quién pecó, éste o sus padres? porque ellos creían que la enfermedad podía ser un castigo por un pecado familiar, pero Jesús dijo que la enfermedad no era por causa del pecado sino para que se manifestase las obras de Dios.

Entonces escupió sobre tierra, hizo lodo y lo aplicó a los ojos del ciego y le mandó ir a limpiarse a una fuente muy conocida (de Siloe) y cuando volvió veía perfectamente.

Los vecinos le preguntaron que cómo había recuperado la vista, y él se lo contó, pero no querían creer que Jesús hubiera hecho eso. Incluso llamaron los sacerdotes a sus padres para que les confirmara si su hijo había sido ciego antes.

Finalmente cuando llamaron al que había sido ciego lo quisieron asustar para que no hablara cosas buenas de Jesús y que dijera que Jesús era pecador; el ex ciego, sin embargo sólo pudo decir maravillas sobre el que le había sanado. Y le echaron de la sinagoga.

Reflexión

La ceguera física impide ver el mundo material que nos rodea, pero hay una ceguera espiritual que impide reconocer las verdades de Dios. Tenemos que pedirle a Dios que nos cure de esta clase de ceguera para que podamos conocerle mejor, entendendiendo adecuadamente su palabra y saber ponerla por obra.

Jesús dijo en una ocasión que si un ciego fuera el guía de otro ciego ambos caerían en el hoyo, queriendo decir que la ignorancia de uno hace que el que le siga cometa los mismos errores.

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