Nacimiento de Moisés y su huída a Egipto


Objetivos

  • Entender que Dios preserva a sus escogidos.
  • Conocer cómo Dios prepara a un hombre para que cumpla su misión.
  • Ser conscientes de que estamos limitados para entender los designios de Dios.

Antecedentes

La familia de José, el gobernador hebreo del antiguo Egipto, había sido invitada a vivir en Egipto para evitar que murieran de hambre.

Primero fueron tratados con mucho afecto pero, pasado el tiempo, cuando ya no vivían ni José ni el faraón que los invitó, comenzaron los egipcios a tener celos de los hebreos; éstos prosperaban, tenían muchos hijos y parecía que todo les iba
bien, así que decidieron someterlos a esclavitud.

Y cada vez les hacían trabajar más y les daban menos de comer. Su odio hacia los hebreos llegó a tal extremo que el nuevo faraón dio la orden de que las parteras o comadronas mataran a los niños de las hebreas.

¿Quién podía oponerse a la orden del poderoso faraón? Sin embargo las parteras no querían hacer eso y decían que las hebreas eran tan fuertes que daban a luz a sus hijos solos, sin necesidad de ayuda.

En este clima de opresión del pueblo de Dios, de angustia y de temor, de deseos de exterminio, nació un niño que cuando llegó a la edad madura sería usado por Dios de manera muy especial, tanto que aún hoy, casi 4000 años después aún se habla de estas hazañas.

Aplicación

Dios, en su gran misericordia ha permitido a lo largo del tiempo que haya hombres que ayuden, a todos aquellos que confían en Dios, a ser salvados de cosas tremendas, bien mediante la predicación, la oración, o como Moisés siendo el líder que el pueblo necesitaba.

Y entre todos destaca Jesús, el Hijo de Dios, quien fue el verdadero Salvador de la humanidad, mediante su sacrificio por todos nosotros.

Lectura bíblica

Exodo 2:1-25

Porque yo se los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Señor, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 9:11)

Historia bíblica

Y en esta época nació un precioso niño dentro de la familia de Leví, que era la tribu de los sacerdotes; y su madre lo guardó escondido; cuando tenía unos meses, viendo que lo iban a descubrir, decidió confiarlo totalmente al cuidado de Dios.

Ella colocó al niño en una cesta que impermeabilizó, para que no se llenara de agua, y lo colocó entre los juncos de río Nilo, mandando a su hija María que lo vigilara.

Al cabo de un tiempo llegó la hija del Faraón, quien descubrió al niño que lloraba y tuvo compasión de él. Hábilmente María se ofreció para buscar entre las mujeres hebreas a una nodriza que le cuidara y le diera de mamar. ¿Y a quién buscó?, Pues sin duda a la que mejor y más amorosamente le iba a cuidar. ¡A su madre!

Y así Moisés, que significa “salvado de las aguas” fue criado por su propia madre. Pero tiempo después su madre adoptiva lo reclamó. Moisés se educó, por tanto con su pueblo y en la corte del Faraón donde recibió una esmerada educación.

Sin embargo Moisés no se olvidaba de su pueblo ni de las enseñanzas que su verdadera madre, y un día que vio como un egipcio trataba mal a un hebreo se peleó con él y lo mató; y tuvo que huir de Egipto.

Allí encontró a las hijas de Reuel, un madianita que vivía en el desierto, a las que defendió del ataque de otros pastores que querían coger agua de un pozo.

Moisés se quedó a a vivir con ellos, cuidando sus ovejas y pasado el tiempo se casó con Séfora, la hija mayor. Y así estuvo Moisés cuidando ovejas durante 40 años.

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