Saul persigue a David


Objetivo

  • Entender que igual que Jesús nos perdonó, tenemos la obligación de perdonar a los que nos ofenden.
  • Recordar que cada propósito de Dios se cumplirá, aunque a veces tarde mucho tiempo.
  • Saber que las pruebas adversas nos ayudan a crecer y a madurar en el reino de Dios y en la vida.

Antecedentes

Saúl había sido el primer rey de Israel. Sin embargo su comportamiento le había hecho alejarse de Dios; por ello Dios eligió a David como nuevo rey.

Pasaba el tiempo y Saúl seguía siendo rey y cada vez odiaba más a David, porque le envidiaba. David por ello tuvo que salir huyendo para evitar que Saúl lo matase. Así pues dejó su casa y a toda su familia y emprendió un camino triste y solitario.

¿Por qué Dios me elegiría para estar cerca de Saúl? – Se preguntaría David- Esto no parece tener sentido.

Sin embargo para ser rey de Israel David tenía que demostrar al pueblo, a si mismo y a Dios que era maduro, que tenía capacidad de perdón y que no deseaba el reino para vanagloriarse sino para seguir la voluntad de Dios.

Y Dios usó estas circunstancias para tratar con la voluntad de David.

Aplicación

En nuestras vidas también Dios puede usar las cosas malas que nos pasan para perfeccionarnos.

Como en el caso de David, en la vida, ocurren cosas que no parecen tener sentido, pero Dios las puede transformar para bien.

Lectura bíblica

1ª Samuel 21-23- 24

Texto para aprender

Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. (Proverbios 3:3-4)

Historia

David miente

Cuando David huyó de Saúl se fue a donde estaba el sacerdote Ahimelec, a quien mintió diciendo que iba en un viaje encomendado por Saúl; y Ahimelec, el sacerdote, lo creyó.

Antes de marchar David le pidió comida, y como no había ninguna, el sacerdote le dio los panes del templo y por tanto consagrados a Dios. Así mismo se llevó la espada de Goliat, que era la única que había en el lugar, y con la cual deseaba luchar David.

Pero, en aquel lugar había un pastor de Saúl, llamado Doeg, el cual dio aviso al rey de donde se encontraba David.

Saúl se puso muy contento porque nadie quería descubrir el paradero de David, ni siquiera, por supuesto, su hijo Jonatan. E hizo una cosa miserable: mató a Ahimelec y a los demás sacerdotes, a pesar de que éstos le dijeron que pensaban que David seguía siendo amigo de Saúl.

¡Y Saúl no tuvo misericordia de los sacerdotes del Señor!

David huyó de nuevo a otro lugar donde había un rey llamado Aquis. Pero los siervos le reconocieron como el rey David quien mató a muchos enemigos.

Y David tuvo miedo y fingió estar loco; y entonces le dejaron en paz.

David en la cueva de Abdulam.

Y se escondió en una cueva llamada de Abdulam, y se juntaron con él como cuatrocientos hombres. Y estos hombres habían escapado por distintos motivos de sus lugares y estaban tristes y amargados. ¡Que compañía para David!

Saúl persigue a David

Y pasado un tiempo David supo que los habitantes de una población – Keila- eran atacados por los filisteos y, después de consultar a Jehová, decidió ir a librar a los de esa ciudad; aunque los hombres estaban reacios a luchar finalmente le acompañaron y vencieron.

Pero, entonces, Saúl descubrió dónde se encontraba David, y quiso ir a buscarle.

Seguramente le hubiera capturado porque David estaba dentro de la ciudad, pero Dios protegió a David mediante un repentino ataque de los filisteos a otra ciudad de Saúl.

Pasado el tiempo supo que se encontraba en el desierto y lo volvió a perseguir, pero David se escapó con sus hombres por una parte del monte mientras Saúl y sus hombres se iban por la otra ladera.

Y así Saúl quiso apoderarse de David y siempre que pudo lo persiguió David tuvo que seguir escondido, oculto, saliendo de noche, yendo por los caminos peores, comiendo mal, no durmiendo etc.

David perdona la vida a Saúl

Un día Saúl, estando en el monte persiguiendo a David, entró en una cueva a descansar. La cueva era oscura y profunda y no supo que dentro de ella se encontraban los hombres de David y el mismo David, escondidos entre las paredes profundas. El rey durmió y los hombres de David le decían que aprovechara para matarlo y, así, ya no sería perseguido. Sin embargo David dijo que él no podía tocar al que había sido ungido por Dios, y que Dios mismo haría justicia. Así que, sigilosamente, se acercó al rey Saúl dormido y le cortó un trozo de manto, para hacerle ver que le había tenido cerca y le había perdonado.

Pasado el tiempo Saúl se levantó y se fue y, entonces, fue David quien le llamó gritando delante del monte.

David le mostró al rey que no tenía nada contra él, que no hiciera caso de los malos consejeros y que le había perdonado la vida.

Entonces Saúl se conmovió y vio la grandeza del perdón de David, reconociendo que acabaría siendo el rey, y le hizo prometer que no destruiría a los descendientes de Saúl. Y se separaron para no volverse a encontrar.

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